domingo, 21 de marzo de 2010


No encuentro las palabras que expresen la desazón y la angustia con las que hube de atravesar este día. Parece que, en ocasiones, te sumergieras en otro tiempo, en un tiempo que yo no conozco y que tú supones debiera comprender. El de ayer fue un amanecer violento, y hoy me siento inmersa en una noche infinita, donde la única certeza es que no puedo dejarte ir. Hemos esperado demasiado y queda tan poco, no es momento de renunciar.

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