Me pregunto, ¿habrás sufrido alguna vez un amanecer tan drástico como al que ahora mismo me enfrento? No sé en qué pacto, desde qué lugar le ha sido concebido todo el poder al frio. Pues para mí solo se hace visible la forma en que hoy se ha desencadenado la rabia contra mi desprotegida entrega. En tus escritos le restas toda importancia al clima y con eso anulas mis palabras. Hoy amanece como si no amaneciera pues el cielo está completamente manchado, agrietado. No sé con qué palabras describir este cielo. Una manada de animales con hambre me grita “déjalo ir”.
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